Dos cosas transformaron mi vida.
Arrancaron los kilos que cargaba sin tregua dentro de una mochila sobre mi espalda y desde entonces voy ligera. Se desvanecieron mis miedos
Estas dos cosas siempre estuvieron ahí, pero no las consideraba, creí que existían para otros, no para mí.
Una: el running.
Siempre pensé que era para mis amigos los atletas o para los americanos frikis que iban buscando aventuras; yo sólo lo usaba para no perder el autobús.
Dos: Mi religión.
Siempre pensé que estaba ahí para los mayores o para los que sufrían mucho; yo sólo la usaba para hacer la comunión, casarme y asistir a alguna celebración que otra.
Hasta que todo cambió. Los caminos de Dios son siempre un misterio.
El, como decía la Madre Teresa “tiene sed de nosotros” y nos busca. A mí me encontró en los libros y en el Monte del Pilar.
Empecé a correr para estar en forma y sin embargo obtuve otros beneficios inesperados que superaban con creces al primero. Trotando aprendí a respirar, a concentrarme, a meditar, a caminar y a soñar. Todo ello paso a paso, lesión a lesión, hasta que un día todo fluyó.
Empecé a rezar por si acaso y descubrí que Dios no sólo estaba en el cielo, sino también aquí abajo con nosotros, en la tierra. Que la diferencia entre la providencia y la casualidad está en la oración; y que a través de la oración se llega a la fe.
“ El fruto del silencio es la oración. El fruto de la oración es la fe. El fruto de la fe es el amor. El fruto del amor es el servicio. Y el fruto del servicio es la paz» Madre Teresa de Calcula.
Aproveché entonces el silencio del Monte del Pilar, para unir los dos:
-el running y la fe.
Así que ahora cuando salgo a correr, hago Walden Running. Salgo a hablar con Dios.
La respiración me lleva a la meditación, a través del control consciente de la inspiración y la expiración. Lo llamamos Active Mental Running.
La armonía y el equilibro me llevan a la paz y a la relajación. Mi movimiento empieza a fluir.
La postura Walden elimina los kilos que cargamos en la espalda. Evita que se pierda la energía atascándose entre los músculos mal alineados y la dirige hacia el core. Los pies, mis sensores de posición, acarician el suelo.
Las visualizaciones son la magia de mi running. Selecciono una imagen especial, la proyecto justo en frente de mis ojos y vuelo como un águila sobre las nubes con la vista siempre fija en el sol.
En ese momento, mirando al cielo, siento que se abren los ojos de mi alma, me abandono, se vacía mi cuerpo y por fin hay espacio para que entre Jesús en mi corazón.
Es la Meditación Activa o si sumamos el último elemento del Método Walden, la Contemplación Activa
Este es nuestro proyecto Walden, el sol hacia el que volamos mientras corremos.
El Walden Running un proyecto de Transformación Interior.
Gracias al Padre Borja Coello de Portugal de Schoenstatt por la maravillosa sesión de Meditación Católica que has compartido hoy con nosotros en el Taller .
Pilar Amián
Life Trainer del Proyecto Walden
pamian@metodowalden.com