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Yo tengo un angelito. 
Muchas noches, sobre las 10:30, me duermo cansada y estresada sintiendo mi corazón agitado. Sobre las 12 o a la 1 llega mi angelito, me despierta y se mete en mi cama siempre con su dulce sonrisa. Entonces sé que dormiré envuelta en una nube de paz. 
Unas veces me dice: “Mamá hoy he sido más feliz!!!, hemos ido a un albergue a visitar a los sin techo y había un chico negro triste apartado del mundo, y me ha dejado acercarme a él, me ha contado que asesinaron a sus padres y hermanos y que está muy solo y a veces piensa en suicidarse, le he cogido la mano…..”  otras :“¿mamá porque Dios me regala tantas experiencias bonitas?” 
Entre sueños pienso: – “¿y nosotros solo medimos la vida por aquello a lo que tenemos derecho o nos merecemos?”. 

Las ondas.
Los móviles, los satélites, la radio, las antenas parabólicas y miles de dispositivos de nuestra era emiten ondas que no podemos ver. Dicen que dichas ondas perjudican a nuestra salud e incluso algunos insisten en que provocan cáncer. Puede que sea cierto y que esa sea la causa del aumento de cánceres en nuestro siglo.
No lo podemos controlar.

Nosotros también emitimos ondas, es decir, desprendemos energía que invade el espacio vital de aquellos que nos rodean. 
Os voy a poner un ejemplo. 

Esa es la energía que desprendemos las personas; esta es mucho más nociva, lesiva y desencadenadora de enfermedades crónicas o mortales que las de los dispositivos de nuestra era.
Esta energía sí la podemos controlar.
Os voy a poner otro ejemplo.
Se hizo un estudio en Estados Unidos con dos gemelos monocigóticos, esto es, los que se originan de un mismo óvulo y espermatozoide. 
Uno de ellos se retiró del mundanal ruido y se fue a vivir a una casa fuera de las radiaciones. Comía de forma saludable, sin excesos, alimentos naturales y nada de  alcohol y tabaco. El otro siguió viviendo en la gran ciudad y llevó una vida lamentable en cuanto a nuestros conceptos de salud, es decir, copas, fiestas, tabaco etc. Todo aquello que puede resultar nocivo.

Resultado: el de la granja ecológica se murió a los 40 años de un cáncer y su gemelo sigue vivito y coleando.
¿Cómo justifican esto los investigadores que realizaron el estudio?
Porque el gemelo que llevaba una vida supuestamente sana compartía su hogar con su suegro, con el que se llevaba a muerte. Esto le hacía vivir en un estado de ansiedad continua, su cuerpo estaba regado a diario por una corriente de cortisol que actuó dentro de su cuerpo como un ácido corrosivo. Sin embargo el otro gemelo era feliz, disfrutaba de su mujer, de su trabajo y de sus amigos. Su cuerpo pudo eliminar los tóxicos que su estilo de vida le proporcionaba gracias a este estado de ánimo.

Conclusión: es más grave el daño que causa en nuestro cuerpo el estrés o la ansiedad que el que pueda producir la mala nutrición o incluso la contaminación.

Nuestro Proyecto Walden entrena primero el alma y luego se ocupa del cuerpo.

¿Cómo hacemos esto?
Enseñando a recuperar el sexto sentido: la cuarta disciplina del método Walden 
Sentir y reconocer vuestro cuerpo por dentro: tanto a nivel muscular como hormonal.

El objetivo es que podáis prevenir lesiones físicas y emocionales. Si aprendéis a detectar tanto una mala postura al correr como una avalancha hormonal, podréis corregirlos antes de que el daño sea irreversible.

La armonía y el equilibrio a través de la propiocepción y del Qi Gong nos sirven de herramientas para ello.
Educamos a nuestros Walden runners en el descubrimiento de este sentido. Les forzamos a entrar en contacto con todo aquello que sucede dentro de su cuerpo. 
Vendamos sus ojos para que puedan sentir los músculos, sus nudos o tensiones, identificar su postura e incluso escuchar el latido de su corazón. Todo lo que se está cociendo en su interior debe salir a la luz.
Primero les hacemos correr en “la baldosa”, sin avanzar, de modo que sepan localizar su core y colocar la pelvis. Luego volvemos a la respiración en dos fases, entrando en el estado de relajación necesario para abstraernos del mundo exterior. Finalmente observamos el flujo hormonal que satura nuestra sangre.

¿Cómo vamos a prevenir ningún mal si ni siquiera somos conscientes de que nos está amenazando?

Usemos el running para ello, busquemos ese nivel de consciencia que nos permita protegernos. 
Una vez detectado el peligro, eliminarlo es mucho más fácil.

Gracias al Walden running he aprendido a ser más benevolente con mis excesos y más exigente con mi entorno. Me cuido pero también me perdono. Me trato con cariño como si fuera mi mejor amiga y a su vez me animo a seguir caminando. Si tropiezo, no me importa, me levanto consciente de que me volveré a caer una y mil veces, lo importante es sólo seguir avanzando. 
En cuanto a mi entorno, he asumido que no lo voy a cambiar, está fuera de mi alcance, tendré que vivir con las parabólicas y con los satélites. 
No obstante lo que sí puedo elegir son las personas que me rodean, aquellas que proyectan su energía sobre mi. 
Me pegaré a los que sonríen por dentro y por fuera; me alejaré de aquellos que rezuman mal humor. 

Poneros las zapatillas, colocar vuestro cuerpo, agarrad el aire con vuestras manos y dejaros llevar. 
Entornad los ojos, levantar la barbilla, respirar en dos fases y dejar que vuestro corazón libere su sonrisa.

Yo tengo tres angelitos, uno en casa, mi hija Carmen, otro en el cielo, mi sobrino José Amián y el tercero, en mi Monte del Pilar, el Walden Running.

Todos tenemos alguno, cerrad los ojos y buscadlo.
Mientras tanto, os prestamos el nuestro, el Walden Running.
Venid, cerrad los ojos y salid a correr con nosotros.

Próximo Taller: 
Taller Benéfico el día 24 de Febrero.
En esta ocasión contaremos con un invitado muy especial,
el padre Borja Coello de Portugal,
quien ocupará del segundo escalón del Walden Running:
​la Meditación.
Tendremos una sesión de Meditación Católica.

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