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Photo by Camila Cordeiro on Unsplash

Ayer les tocó a los chicos darnos la clase de Walden Running, los protagonistas fueron ellos, mientras yo callaba.
Tras un año corriendo, relataron aquello que tenían dominado y aquello que les frustraba.
Previamente les recordamos nuestro objetivo con el Proyecto Walden : la Superación Personal a través del control de las cinco herramientas que nos regala la naturaleza y en el movimiento, sin embargo, nos traicionan.
La respiración nos ahoga, la mente nos lanza pensamientos boicoteadores, el sentido interno esfuma, la postura se deforma y la imaginación aprovecha para extraer recuerdos de escenas de sufrimiento.
Cristina cerraba la sesión expresándonos su preocupación porque tras un seis meses corriendo no había conseguido disfrutar cuando salía sola; solo con el grupo de Walden Runners se contagiaba de fuerza y energía. El resto de los chicos asintieron también.
Meditación
Esta madrugaba mientras trotaba con Henry entorné los ojos, alcé la mirada al cielo y medité sobre los comentarios de Cristina:
“Nos aproximamos al deporte con tantos prejuicios negativos y con un sentido tan arraigado de que es una obligación dolorosa, que cualquier posibilidad de disfrutarlo se hace inalcanzable. Le exigimos unas contraprestaciones tan altas que si hiciéramos lo mismo con nuestros seres queridos nos abandonarían declarándose impotentes.”
Reflexión.
A lo largo de nuestra vida emprendemos un montón de actividades sin plantearnos si sufrimos al practicarlas, si nos cuesta trabajo iniciarlas ni por qué no sonreímos durante todos los segundos de su ejecución. 
Muchas de ellas son incluso opcionales y las elegimos para nuestras vacaciones. 
Pongo el ejemplo, con el que contestó nuestro Walden Trainer, Raul, a Cristina: Un viaje.
“Hacer las maletas para salir de viaje”. Odio tanto hacerlas que las colocó una semana antes sobre mi cama para que sea algo paulatino y más llevadero. 
Siguiendo con el mismo ejemplo: 
El viaje en el avión puede ser desde aburridísimo hasta terrible para nuestras piernas, sobre todo para aquellos que, como yo, tienen la circulación regular pero compramos el billete llenos de entusiasmo.
La llegada al hotel agotados, con la incertidumbre de la habitación que nos pueden dar, la obligación impuesta de soltar el equipaje y salir a recorrer el lugar para no desaprovechar ni un segundo, es otro plato digno de considerar.
El calor, el frío, la comida diferente, las largas caminatas o las horas en el autobús si estamos en un tour son más argumentos para desmotivarnos de esta aventura.
Parece algo mucho más terrible que salir a correr, y sin embargo, la mayoría, estamos deseando viajar.
Análisis del viaje
Además, nos aporta muy buenos y bonitos momentos:
1º.- Estamos de vacaciones y enterramos los problemas laborales incluso personales. Despejamos la mente.
2º.- Regalamos nuestros ojos con escenarios diferentes a los habituales.
3º.- Rompemos rutinas.
4º.- Caminamos sin parar, a veces sin aliento, esperando con ansiedad girar en la próxima calle para descubrir una nueva maravilla.
5º.- Al final del día soñamos con llegar al hotel a descansar y regalarnos con una cervecita.
Podría seguir enumerando muchas otras satisfacciones que nos aporta esta actividad pero prefiero volver a mi running y compararlo con ésta última.
Nuestras creencias nos condicionan. 
Viajar es oficialmente un placer y correr es oficialmente de cobardes. Nos tildarían de paletos si dijéramos lo contrario.
Análisis del running
Ponerse las zapatillas y abrir la puerta se puede comparar a la pereza de hacer las maletas. Los quince primeros minutos nuestro cuerpo trata de encender los motores y casi no pueden arrancar, ¿no es peor estar 8 horas comprimido en un avión?.
Comentaba Cristina que pasado ese momento tampoco conseguía la sonrisa. ¿Por qué? ¿Qué le estás pidiendo a tu cuerpo, que vuele? 
Quizás si rebajamos las expectativas y le pedimos lo mismo que a un viaje, nuestro nivel de satisfacción aumente. 
¿Y si le exigimos lo mismo que al viaje? Voy a hacer un copia y pega y os dejo que vosotros valoréis si nos aporta también ese resultado o no:
1º.- Estamos de vacaciones y enterramos los problemas laborales incluso personales. Despejamos la mente.
2º.- Regalamos nuestros ojos con escenarios diferentes a los habituales.
3º.- Rompemos rutinas.
…. 4º.- Caminamos sin parar, a veces sin aliento, esperando con ansiedad girar en la próxima calle para descubrir una nueva maravilla.
5º.- Al final del día soñamos con llegar al hotel a descansar y regalarnos con una cervecita.
Aprovecho para recomendar el libro de esta semana: “El Hombre en busca de sentido” Viktor Frankl.
“La felicidad es el resultado de una actitud, independientemente de las circunstancias que la vida nos ofrece”
Propósito.
Hoy el reto es mirar tu running bajo otro prisma.
Rebaja tu nivel de exigencias, míralo como se debe mirar a alguien que amas, con generosidad y entrega, sin esperar nada a cambio, no le pidas nada a tu salida. No lo juzgues, abre los ojos y observa.
Olvídate de tus dificultades e inquietudes, poco importa que te consideres frustrado, simplemente haz que brote y conserva siempre sobre tu rostro una sonrisa, porque la sonrisa es, ante todo, una gran fidelidad a sí mismo. 
Es un signo de confianza.
Y en el fondo de tu alma coloca mientras te pones las zapatillas, antes que nada, como fuente de energía y criterio de verdad, todo aquello que te lleno de paz. Porque cuanto te deprima o inquiete es falso. Es simplemente una creencia.
Estas haciendo una historia. Hoy déjate trabajar por el running, o el Walden Running.

Epílogo
.
Hace muchos años me aproximé al running como una enamorada caprichosa. Le pedía que me quitara calorías y que me pusiera en forma. Le controlaba las horas de salida y de llegada, le marcaba el entreno. 
No le di opción a desplegar su verdad.
Hoy miro atrás y descubro lo que me aportó cuando decidí dejar de intentar poseerlo:
– Un día a la semana salgo con mi hermana Sole, a la que apenas veo a pesar de vivir las dos en Majadahonda. 
Paso a paso descargamos sobre el Monte nuestras desesperanzas, incentivamos nuestros anhelos y compartimos alegrías y lamentos. Mi entrenamiento pierde ritmo pero mil alma gana paz y suelta peso. Volvemos a casa ligeras, sonriendo y deseando retomar la próxima semana nuestra sesión de psicoterapia.
– Uno o dos días, salgo con mis compañeros de fatigas. Entrenamos, aceleramos o si alguno está de bajón, nos ralentizamos. 
He tenido la oportunidad de crecer junto a ellos. He descubierto, sobre el terreno, el valor de la entrega, la solidaridad y la paciencia, la amistad, la falta de egoísmo y la humildad. Sus renuncias a sus tiempos, a sus marcas e incluso a sus medallas por ayudar a un compañero han transformado mi concepto de lo que es estar realizado.
– Otros salgo sola, entonces encuentro mi momento de silencio y me entrego a la oración. Un amigo me chivó tras volver del misterioso retiro de emaus: “Pilar, somos un sueño de Dios.” 
Aprovecho mi trote para hacer un hueco en mi alma, crear un vacío donde quepa lo nuevo y le digo al cielo. “Ahora que estoy en silencio, rebélame qué soy en tu sueño para tratar de ser eso.” 

Pilar Amián
Fundadora del Método Walden para el running
Próximo Taller 5 de mayo

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