
El Mago de la Lámpara.
Vuelvo a casa agotada después del trabajo, me duelen los pies por culpa de los tacones, estoy deseando quitarme el cinturón y caer desmayada sobre el sofá del cuarto de estar.
Necesito paz y al mago de la lámpara de Aladino, quiero que me de Paz.
La cruda realidad, sin embargo, es otra.
Abro la puerta y mis hijos se abalanzan sobre mí, como gatos en celo, con una ristra de problemas y demandas.
Mi amígdala se dispara, ha detectado una “Amenaza” y secuestra a mi capacidad de razonar. El cortex prefrontal se anula y en dos segundos salto sin apenas escuchar lo que gritan y contesto:
“NO, NO y NO”. La guerra estalla.
Más tarde probablemente tendré que rectificar mi respuesta y mi credibilidad quedará en entredicho. Mis hijos no se fiarán de mi.
Ummmm, rebobinemos.
Vamos a repetir el escenario, como en las películas, aplicando la filosofía de mi abuela, conectada directamente con las últimas investigaciones en neurociencia sobre el sistema límbico y el cortes prefrontal 😉
Puerta, niños, gritos y contesto:
Darme un respiro:
– Me dirijo a mi cuarto, me quito los zapatos, me desabrocho el cinturón, me pongo ropa cómoda.
– Voy a la cocina, me preparo una infusión calentita y me siento en mi sofá mientras voy entrando en calor.
La amígdala ni se entera, duerme plácidamente.
Les llamo, les escucho y contesto adecuadamente:
“SI, Si pero con rebajas o No.
Esa respuesta, ellos saben que irá a la tumba. No volverán a insistir más.
El mago de la lámpara nos acompaña al comedor mientras cenamos en silencio (si hubo un No) o con una agradable tertulia (en los demás casos), pero siempre en Paz.
En el Running Walden es mi mago.
OPCION A: No hay mago.
Noche, trabajo, casa o madrugada, despertador.
El deber toca la trompeta: “Toca Correr”.
La paz amenazada, la amígdala ataca y secuestra la razón.
Gritáis en silencio:
NO, NO y NO. No quierooooooooo!!!!.
Rebobinemos: frotemos la lámpara de Aladino y llamemos a Walden.
OPCION B) Hay mago
Os dais un respiro:
- Step One: Os ponéis la ropa de Running de puntillas (por si acaso), os calzáis las zapatillas de correr y os enfundáis la sudadera de SpiderMan. El Superhéroe se anima, la amígdala ni se cosca y la dopamina circula
- Step Two: Os arrastráis sigilosamente hacia la cocina, enchufáis la cafetera o la tetera. Un “BigMug con canela, por ejemplo, caldea las neuronas y la noradrenalina se dispara.
Pasado un rato, el cocktel molotov del “Peak Performance” hierve en vuestras venas.
La mirada se dirige inquieta hacia la puerta de la calle:
“El mago de la lámpara, Walden, me habla: si solo será un ratito y además, total, ya estás vestido…..”
Vamos a por ello.
Runfulness, algo más que una forma de correr.
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