
Durante muchos años empezaba dietas y las abandonaba; perseguía sueños y los dejaba evaporarse; proyectaba objetivos y me rendía.
Desesperada me recriminaba no tener fuerza de voluntad y ser tan débil.
Aun así, observando a aquellos que si la tenían, nunca perdí la esperanza de averiguar que hacían ellos diferente.
Mi Monte del Pilar seguro que tarde o temprano me lo revela, – pensé. Coloqué la duda en mi incubadora, entorné los ojos, conecté con mi gabinete de crisis (http://www.metodowalden.com/blog/gabinete-de-crisis) y troté dejando a los procesadores de información que trabajaran solos.
La respuesta cayó en mi camino, como siempre, de la mano de un libro de Michael Lewis sobre los dos psicólogos israelís Daniel Kahneman, premio Nobel de Economía 2002, y Amos Tversky. Afrontaron de lleno mi situación personal, estudiaron la mente humana en el proceso de “Toma de decisiones”.
El proceso de toma de decisiones.
Estos psicólogos afirman que el proceso de toma de decisiones del hombre no es racional y matemático sino que está basado en la búsqueda de similitudes entre nuestra opción ideal y la oferta externa. Cuantas más equivalencias encontremos, más fácil será que la tomemos
Pone como ejemplo el siguiente: Que una persona prefiera el café al té y el té al chocolate caliente, no implica que vaya a preferir el café al chocolate caliente. La regla de tres no se aplica a nuestras elecciones.
El juicio humano es absolutamente incongruente en sus decisiones, no se rige por la lógica sino por sus pasiones: la búsqueda del placer.
En los últimos treinta años las empresas y los políticos, asesorados por psicólogos, dirigen sus productos al consumidor basándose en el estudio de la mente humana en el proceso de toma de decisiones. Manipulan sus mensajes resaltando determinadas cualidades que saben encenderán nuestras emociones. Disfrazan sus productos con aquello que saben guardamos en nuestro subconsciente como ideal.
Mis decisiones.
Pensé: – “Bingo, ahí está la explicación. No he seguido las instrucciones de mi cerebro”.
Entender cómo funciona la mente a la hora de tomar decisiones es la llave que abre la puerta de mis metas o de mis proyectos tanto profesionales como personales.
Hasta entonces me había aproximado a las metas de la misma forma que lo hago a los mandos de la televisión nueva. Como carezco de paciencia, los cojo y trasteo todos los botones por no molestarme en leer las instrucciones. El resultado suele ser que acabo estrellando el mando contra la pared y lo sustituyo por un libro: abandono mi objetivo.
Con el tiempo aprendí que si seguía las instrucciones paso a paso el resultado era increíble: Aprietas dos botones y “voilá” ésta funciona. Magia.
Nos empeñamos en hacer lo mismo con los proyectos, nos lanzamos a ellos sin diseñar cuidadosamente el plan de acción mental, queremos saltarnos estos pasos y por eso terminamos estampándolos contra la pared.
¿Cómo diseñamos el plan mental?
Propongo que sigamos las instrucciones de uso de la mente que este premio nobel israelí nos propone.
Vamos a dejar de culpar a nuestro pasado, nuestra infancia, nuestros genes o nuestros padres por nuestros fracasos, esto no lo podemos cambiar. Juguemos con las variables de las que disponemos hoy. Olvidemos a Freud y centrémonos en el “Ahora”.
Manipulemos nuestros proyectos en la mente primero.
Instrucciones de uso.
Mi meta la llamaremos A. Mi ideal mental, lo llamaremos B.
Para lograr la meta A sin abandonarla, ésta debe ser lo más similar a mi ideal B a nuestros ojos.
A debe parecerse muchísimo a B. Vaya lío.
Pongamos un caso práctico: Llevar una dieta sana.
La dieta sana (A)
Mis ideal placentero grabado en mi subconsciente: la comida basura (B).
Mi razón me dice las opciones que debo tomar (A) pero mi cerebro y mi centro de recepción del placer no las identificaba como favoritas (B). El resultado será que únicamente elegirá mi razón las opciones sanas en aquellos momentos en los que estoy fuerte, todo está bajo control y la vida me sonríe. La fuerza de voluntad funciona.
Pero en aquellos momentos en los que mi sentido común está diluido por un aluvión de olas de cortisol, adrenalina y noradrelanalina , provocadas por el estrés y la ansiedad , fracaso. Estos abundan y son los que me llevaban por la calle de la amargura.
La fuerza de voluntad perderá siempre la batalla. Las últimas investigaciones apuntan que aquellas personas con una tremenda fuerza de voluntad mueren antes. La causa es el estrés que este control continuo provoca.
Estamos condenados.
¿Cómo logro que A sea igual a B? ¿Qué mis deseos y mis metas sean parecidos?
Seamos pícaros. Manipulemos como los políticos y las empresas.
Voy a trabajar sobre A y sobre B.
1º.- Mi objetivo: A
Disfrazar mi objetivo con aquellas cualidades que más se aproximen a mis imágenes mentales de lo ideal.
En una dieta sana, truco los alimentos para que parezcan iguales a mi comida basura ideal, les meto mucho color, sabor, textura y los tomo relajada, dándoles una importancia especial.
Por ejemplo: si me gusta desayunar cereales con chocolate y leche, me diseño un desayuno a base de copos de avena, cacao cien por cien, frutos del bosque, leche o yogur desnatado y frutos secos.
Es el mindfoodness. Hay que echarle imaginación en vez de lanzarse a tomar un plato de lechuga con pollo a la plancha
2º.- Mi deseos: B.
Reseteo mi subconsciente. Las visualizaciones son la varita mágica para lograrlo.
Elimino los mensajes saboteadores tipo: “a mi me gusta más la nocilla” “ que tristeza comer esto” “lo haré pero no me gusta”… los cambio por otros tipo: “esto me fascina, me encanta, me encuentro genial…”.
Visualizamos la comida sana día y la noche inyectándole pensamientos positivos: sensaciones de placer al tomarlo, recuerdos de lo bien que me encuentro después, me imagino saboreándolos lentamente….
Grabo esto poco a poco en mis neuronas, de modo que cuando la comida basura aparezca, saltará en mi retina la imagen de mi plato sano y mi subconsciente dirá: “uffff noooo que me sienta fatal y además me gusta más la mía”.
Yo elijo
He decidido dejar de quejarme porque no consigo mis objetivos y fallo una vez detrás de otra.
He optado por aprender y disfrutar desenmascarando mis errores, me sonrío con cada traspié. Voy implementando el proceso día a día, dos pasos adelante uno hacia atrás, siempre avanzando. Creando .
En Walden nos aproximamos de este modo al Running, acercamos vuestro A a vuestro B. Manipulamos la imagen que tenéis en vuestro subconsciente del esfuerzo que supone correr y a su vez os diseñamos un Running diferente, lleno de colores, sentidos, senaciones, emociones y pasión: el Walden Running.
Y como quien puede lo más puede lo menos, descubiertas las instrucciones, alcanzar vuestra meta será tan solo un juego.
Pilar Amián
Fundadora del Método Walden.
pamian@metodowalden.com
Próximo taller sábado 21 de abril