Son las 8 de la noche (o las 3 de la tarde), estoy agotad@, jurando en arameo por el día que he tenido y las discusiones en las que me he enzarzado. Siento una ligera taquicardia y mi mente está llena de negatividad, mi enfado o estrés se respira en mi ambiente. Llego a casa malhumorada y busco a alguien (amigo, hijo, marido, pareja..) para descargar mi ira o simplemente me siento delante del televisor a “falsamente” evadirme.
Hay dos formas de detener este estado:
a) Alguien me PARA, me agarra de los hombros y me calma.
b) Salgo a CORRER y me desfogo.
Algunos eligen la opción de salir a CORRER. Descargan el fuego y la rabia interior que va saliendo poco a poco, pero así no se DOMA al CABALLO. No es el auriga quien lo vence, sino que el caballo agotado por la carrera se rinde, se desfonda y acaba entregándose.
El resultado final es el mismo que el de la primera opción (ME PARAN), por el momento, pero su duración en el tiempo no lo es.
En el primer caso la mente se entrega al ALMA, y una ola de paz inunda nuestro cuerpo aceptando y objetivizando la situación causante del estrés, su duración es a largo plazo; en el segundo, la mente se AGOTA, está tan cansada que no puede pensar más, está drogada por el efecto analgésico de las hormonas liberadas en la carrera, pero no ha llegado la paz del ALMA, su duración es a corto plazo.
¿CÓMO PARO Y ENTREGO MI ALMA AL RUNNING?
Saliendo a correr ya en paz, entregando la mente al alma para que ella impulse mis pasos.
El QI GONG nos PARA.
Nos enseña a movernos a cámara lenta, sin pausa pero sin prisa, coordinando las tres partes de nuestro cuerpo que entran en acción en el #Running (tronco-piernas-brazos) y armonizándolas con la respiración, poco a poco, despacio, deteniendo el tiempo.
Al principio no es fácil de conseguir, aunque parece muy sencillo, porque tenemos prisa, porque seguimos enganchados a nuestro enjambre de pensamientos negativos y perdemos el equilibrio (tronco piernas y brazos van por libre).
Hace falta acallar la mente, traerla al aquí y el ahora, concentrarnos en el momento y sincronizar la respiración. El auriga (yo) va tomando el control de las riendas del caballo (el cuerpo y la mente) y éste resignado empieza a relajarse, se rinde y el estrés y las preocupaciones al estar desatendidas se alejan ya desaparecen. La paz alcanza mi cuerpo y entro en ese estado de CALMA que me permite salir a #CORRER, renovado.
No necesito descargar tensión, ahora mi RUNNING es una expresión del ALMA, van juntos de la mano y me deslizo suavemente sin apenas hacer ruido al trotar porque ahora sí dejé la mochila en casa.
Es importante para la técnica de carrera entender el paralelismo que existe entre estas dos TERAPIAS.
Los movimientos son los mismos sólo que en el Qi Gong el suelo no se mueve y en el Running éste se desliza bajo nuestros pies.
El running es más que salir a correr, es salir de una forma determinada, recuperando la armonía de los movimientos.
Las disciplinas orientales nos obligan a retomar esa PAZ intrínseca en todo deporte que hace que nos liberemos de nuestros miedos.